Eduardo Humberto del Río García, mejor conocido como RIUS, fue uno de los caricaturistas más famosos del México actual, escribió más de 30 libros y participó en muchas publicaciones a lo largo de su carrera como los periódicos El Universal y La Jornada. Y fue colaborador y fundador de la revista El Chamuco y los hijos del averno.
Rius siembre se ha caracterizó por su estilo único en el dibujo y por su crítica al sistema político mexicano e internacional, al capitalismo, a la religión y muchos otros temas. Rius, además de afirmar ser ateo, se ha declarado así mismo como vegetariano y ha escrito numerosos libros, en los cuales, platea los principios, la ideología y sus argumentos sobre su comprensión del vegetarianismo. Uno de estos libros es La Panza es Primero. Al leer el libro las preguntas que a uno le surgen son: ¿Cuáles de sus argumentos tienen una base sólida científica? y ¿Cuáles son solamente ideología?
¿El hombre está “hecho” para comer carne?
El primero de los argumentos que propone Rius, es que:
Partamos de una cuestión fundamental: el hombre no está hecho para comer carne
Rius argumenta que si fuera esto cierto, nosotros deberíamos tener:
... colmillos ganchosos, garras, vista aguda, olfato agudo, carrera rápida e intestino corto
Pero esto no es necesariamente cierto. Podemos encontrar animales que consumen carne, pero no tienen ni vista aguda, ni un instinto de presa, ni un olfato agudo, ni garras. Uno de estos ejemplos, es la Larva de la Mosca de la Carne. El nombre científico de esta mosca es Sarcophagidae, que proviene del griego sarco que significa carne y phage que significa comer. Otro ejemplo, pero ahora en otro reino, es el de la Dionea muscipula, común mente conocida como Venus Atrapamoscas, esta planta carece de todas las características que define Rius para poder considerar que consume carne, aun así, esta planta, como varias otras, es capaz de digerir animales.
Por último, un animal que carece de colmillos y garras, pero consume carne, es el Pingüino Imperial; este animal tampoco es capaz de desarrollar una carrera rápida, al menos sobre tierra. De tal modo que, los argumentos que propone Rius sólo se centran en algunas características externas que presentan ciertos carnívoros, y olvida que existen muchos otros que carecen de ellas pero, aun así, están hechos para consumir carne.
La idea de que ciertos animales están hechos para consumir carne ó no, es en sí mismo un error, puesto que todos los animales y plantas han pasado por un proceso evolutivo. Los cambios evolutivos son los que han determinado la dieta de los animales. Por ello, es fundamental conocer la evolución de los animales para poder así entender su dieta. Por ejemplo, en el caso de las plantas carnívoras, el consumo de carne se debe a que estas plantas evolucionaron en zonas donde el suelo era pobre en nutrientes como nitrógeno, fosfato, azufre y otros minerales. De modo tal, que las plantas recurrieron a otras fuentes de nutrientes
¿Qué dice la evidencia científica respecto al consumo de carne en humanos?
Como vemos, es necesario recurrir a la evidencia evolutiva para saber ¿Cuál es la dieta que ha desarrollado el ser humano a lo largo de su historia evolutiva? Existe un gran número de publicaciones científicas que abordan ésta inquietud, donde muestran las evidencias del consumo de carne por parte de los primeros humanos, así como la diferencia de este consumo con sus parientes más cercanos. En el año 2013, por ejemplo, se publicó un artículo titulado Earliest Archaeological Evidence of Persistent Hominin Carnivory por Joseph V. Ferraro y otrosinvestigadores, todos ellos antropólogos y arqueólogos dedicados al estudio de este tema en particular. Al inicio del artículo nos dicen:
Único entre los primates existentes, los humanos modernos están adaptados anatómicamente para el consumo regular de cantidades substanciales de tejidos de animales vertebrados (carne, órganos, etc.). En los últimos millones de años, el tracto gastrointestinal del homínido ha evolucionado a partir de una configuración dominada por el intestino grueso como en el chimpancé, bien adaptado para la digestión de frutos y otras partes de la planta (así como mamíferos pequeños de manera ocasional), hacia una forma dominada por el intestino delgado, más como la carnívora, bien adaptada para la extracción de nutrientes complejos a partir de restos de origen animal
Otro ejemplo es el de la antropóloga Briana Pobiner, investigadora y educadora del Programa de los Orígenes Humanos del Museo Nacional de Historia del Instituto Smithsoniano e investigadora asociada en la Universidad de George Washington. La investigación de Pobiner se ha centrado en la evolución de la dieta humana, y ha publicado un artículo en la revista American Scientist titulado El consumo de carne entre los primeros humanos donde discute el tema. En el artículo nos dice:
El registro fósil ofrece evidencia de que la ingesta de carne por parte de los humanos difiere de la de los chimpancés de cuatro maneras cruciales. Primero, la evidencia más antigua del consumo de carne indica que los primeros humanos consumían no sólo pequeños animales sino que también animales muchas veces más grandes que su propio tamaño, tales como elefantes, rinocerontes, búfalos, jirafas… Segundo, los primeros humanos generalmente usaban herramientas cuando obtenían y procesaban la carne… Tercero, como veremos más tarde, es probable que mucha de la carne consumida por los primeros humanos no vino de la caza sino de la carroña… Cuarto, como los humanos actuales, nuestros antepasados no siempre consumían la comida tan pronto como la encontraban. Algunas veces ellos la llevaban de regreso a un lugar central o a su hogar, presumiblemente para compartirla con miembros de su grupo social, incluyendo adultos con los que no tenían relación
La investigación del consumo de carne por parte de los primero humanos sigue siendo un campo prolífico. Si bien, es claro que los humanos están adaptados para consumir carne, aún falta evidencia científica para saber de manera más precisa la cantidad consumida por nuestros antepasados, así como contestar muchas otras preguntas. Nos dice Pobiner:
...nuestros antepasados consumían grandes cantidades de carne, seguimos sin saber la proporción de carne en la dieta de cualquier especie humana antigua, o cuán frecuente era consumida la carne...
¿Qué sigue en la investigación?
Mi siguiente paso, incluye la búsqueda de más fósiles con marcas de carnicería en el campo, estudiar los fósiles que existen actualmente en museos y colecciones, y ayudar a diseñar y llevar a cabo experimentos de canecerías, todos con el objetivo de obtener el origen de la ingesta de carne de nuestros ancestros
¿Ningún chango es cazador y ninguno come carne?
Rius afirma categóricamente que el hombre no es un cazador al igual que sus parientes más cercanos y que, por ello, no estamos hechos para comer carne.
Además de esto, desprecia las diferencias evolutivas que existen con nuestros parientes más cercanos al afirmar que
Los hombres no son otra cosas que changos con ropa, hechos para comer hierbas, frutos, verduras, pero no carne...
Lo cual es una visión demasiado simplista del proceso evolutivo que nos ha llevado a ser quiénes somos y de los millones de años que tomó. Como se vio anteriormente, existen diferencias profundas entre los tractos gastrointestinales de hombre y el de los chimpancés, producto de ésta evolución y que nos han permitido consumir grandes cantidades de carne.
Sin embargo, Rius sustenta todo esto diciendo que:
Cuando vayan a visitarnos al zoológico verán que ninguno de nosotros comemos carne...
Pero, ¿es realmente cierto todo esto? ¿Ningún chango es cazador o consume carne?
En el año de 1991 en la Universidad del Sur de Carolina se estableció el Centro de Investigación Jane Goodall, JGRC. El centro se fundó con motivo de la designación de Jane Goodall como Profesora Emérito Distinguida de Antropología y Ciencia Ocupacional. Jane Goodall es la mayor experta en chimpancés y es mundialmente conocida por su estudio de 55 años de las interacciones sociales de los chimpancés salvajes en el parque nacional de Tanzania. Actualmente el Centro está dirigido por Craig B. Stanford profesor de Antropología y Ciencias Biológicas e Investigador Asociado en Biología de Vertebrados. Craig ha escrito varios libros donde aborda el comportamiento de caza de los chimpancés así como el consumo de carne. Uno de estos libros es “Los Simios Cazadores: El Consumo de Carne y los Orígenes del Comportamiento Humano” En él nos platica las observaciones que ha llevado a cabo, y nos dice:
Los chimpancés comen principalmente frutas maduras, hojas, flores, semillas, más algunos insectos y otros invertebrados. También son eficientes predadores que en algunos bosques matan cientos de otros mamíferos cada año. Los chimpancés son el único gran simio que caza ávidamente y consume grandes cantidades de carne. Ellos claramente disfrutan la carne. Después de una matanza, los miembros más jóvenes de la cacería a veces se sientan debajo de la rama de un árbol en la que los cazadores hacen crujir los huesos y desgarran la carne, esperando por las sobras que caen al suelo. Después de una hora de espera, estos gorrones quizá reciban una cuantas gotas de sangre o fragmentos de hueso
A lo largo del libro Craig presenta las evidencias observacionales de investigadores que han registrado el comportamiento en su estado salvaje de los chimpancés como cazadores de presas pequeñas. Nos explica que la idea de que los chimpancés eran vegetarianos, también formaba parte de los supuestos en el mundo científico, sin embargo, tras muchas observaciones en el mundo salvaje, se pudo ver que esto no era cierto. Varias especies de simios consumen carne y cazan. La ingesta de carne, por parte de algunos simios, puede incluso compararse con la humana en ciertos momentos del año.
La cantidad de carne ingerida en un año, aunque pequeña comparada con la mayoría de las sociedades humanas, es sorprendentemente grande considerando que se pensaba anteriormente que los chimpancés eran totalmente herbívoros. En los años picos de caza, la comunidad de chimpancés Kasakela en Gombe consumen cerca de una tonelada de carne, y la contribución de la proteína animal a la dieta puede rivalizar con la de algunas sociedades humanas
Con esto podemos ver que los chimpancés también consumen carne y son capaces de cazar. Las razones de que muchos de nosotros no hayamos visto nunca a un chimpancé matando a un animal y comiéndoselo, se debe a que compartimos muy poco tiempo con ellos, puesto que, una visita esporádica al zoológico nunca será suficiente para entender el comportamiento de todos los simios. Otra de las razones de que veamos a los changos sólo comer vegetales en los zoológicos, se debe a que estos lugares son visitados por niños, de modo que, la matanza necesaria para ver los cazar e ingerir la carne, no sería apropiada para todos y es por ello por lo que no se los alimenta de esa manera. El argumento basando en esta observación, fuera de su ambiente natural, no es suficiente para afirmar categóricamente que Ningún chango es cazador y ninguno come carne
El origen único de las enfermedades y la conspiración de los médicos
Al continuar la lectura y pasar por alto afirmaciones tan fuertes como que:
la carne es un veneno
o que el cocinar la carne no tiene ningún efecto ya que
la mayoría de las bacterias resisten el cocimiento y van a pudrirse al intestino y causar todo tipo de problemas
Sin proporcionar evidencia científica de lo dicho, Rius afirma que las causas de los males cardiacos
Todos los males cardiacos tienen el mismo origen: el endurecimiento y la obstrucción arterial, además de la falta de ejercicio, el cigarro, etc.
¿Es verdad que todos los males cardiacos tienes como origen el endurecimiento y la obstrucción arterial como consecuencia de la mala alimentación, o falta de ejercicio, o abuso en el consumo de substancias nocivas? Es cierto que estas son algunas de las principales causas entre los adultos. Sin embargo, existen padecimientos cardiacos que no tienen que ver con la alimentación y que no pueden ser curadas sencillamente cambiando la dieta. Un ejemplo de este tipo de padecimientos es la Endocarditis Bacteriana. Esta enfermedad se presenta cuando bacterias como el estreptococo, el enterococcus, el estafilococo u otro, infectan la sangre y ocasionan una inflamación del endocardio (el endocardio es la membrana que recubre las paredes del corazón) Al inflamarse la membrana, ésta puede atrapar células y formar grumos de tejido, lo cuales pueden desprenderse y generar embolias. Si bien la mayoría de las personas que tienen este padecimiento son personas que se han sometido a una cirugía previa, también los recién nacidos pueden enfermar si estos padecen alguna enfermedad congénita. En una investigación llevada a cabo en Holanda en el año de 1992 se reportaron 559 casos en un año de éste padecimiento, entre los cuales había niños menores a 9 años.
Las enfermedades congénitas como el Soplo de Corazón, son un gran ejemplo de enfermedades que no son producto de una mala alimentación de los pacientes. Las enfermedades congénitas son defectos que sufren el infante durante la gestación o debido a la herencia genética de los padres, pero también pueden ser producto de infecciones. Actualmente se estudia el caso del virus Zika y su relación con la microcefalia en Brasil.
Pensar que todas las enfermedades tienen una única causa, y una única solución, es una visión demasiado reduccionista del complejo mecanismos de los padecimientos. Lo más grave del argumento de Rius es la visión que presenta de la medicina. Una visión conspirativa.
Las enfermedades son un invento de los doctores: no hay enfermedades, sino enfermos (como dijo Hipócrates)
Así, con esta frase, Rius pretende colocar a todos los doctores dentro de una conspiración de escala mundial y desacreditar los millones de estudios que se han hecho durante siglos para entender el complejo mecanismo de las enfermedades. El único argumento en el que se apoya Rius es la palabra de Hipocrates, quien vivió hace más de 2 mil años, antes del desarrollo de muchas de las tecnologías actuales, como el microscopio, que nos ha permitido tener un mejor entendimiento de las causas de algunos padecimientos. Decir que Hipócrates dijo tal cosa no es un argumento a su favor sino una falacia por autoridad.
Pero éste no es el único caso en el que Rius apela a un argumento de éste tipo. Por ejemplo, recurre al famoso escritor y Premio Nobel, George Bernard Shaw.
Se ha visto que la crueldad del león obedece no a su instinto, sino a su estado de enfermedad provocado por la carne que ha comido...
La afirmación atribuida a Shaw por Rius carece de toda evidencia científica. Como hemos visto, la dieta del León o de cualquier otro animal obedece a un proceso evolutivo que ha estado condicionado por las características del medio ambiente. El que lo haya afirmado o no, Shaw, no es evidencia de que esto sea cierto. Los grandes felinos actuales han evolucionado de ancestros en común, los cuales desarrollaron el consumo de carne durante millones de años y han mantenido la ingesta de carne porque les ha representado ventajas biológicas.
La inteligencia y el vegetarianismo
Rius presenta otro argumento a favor del vegetarianismo, relacionado con el desempeño intelectual, para ello, cita el nombre de varios personajes famosos que vivieron toda su vida o adoptaron una dieta vegetariana. Entre ellos, cita a Franklin, Galileo, Milton, entre otros. Sin embargo, esto no es en sí mismo evidencia, puesto que de igual modo, podemos encontrar personajes famosos, intelectuales, que no tuvieron una dieta vegetariana y aún así destacaron por su intelecto. En lo que si tiene razón Rius es al afirmar que
Es indudable que existe una relación entre el alimento y el trabajo intelectual ¡Y no hablar del trabajo físico!
Desgraciadamente, para Rius, la evidencia científica que tenemos de esta relación no apoya sus ideas. En el año de 1999 se publicó un artículo titulado Una Hipotesis para Explicar el Rol del Consumo de Carne en la Evolución Humana, este artículo publicado por Katharine Milton, antropóloga física de la Universidad de California en Berkeley y cuyo estudio se centra en la ecología de la dieta de los primates incluyendo a los ancestros humanos y humanos modernos.
Al incluir [a los humanos] de manera rutinaria proteína animal en su dieta, fueron capaces de obtener algunas ventajas nutricionales disfrutadas por los carnívoros… Esta estrategia dietética es compatible con la anatomía intestinal de los homínidos y la cinética digestiva, y habría permitido a los ancestros humanos incrementar el tamaño de su cuerpo sin perder movilidad, agilidad, o sociabilidad. Esta estrategia dietética también podría haber proveído la energía necesaria para la expansión cerebral
Esta hipótesis planteada a finales del siglo pasado por la Dr. Milton ha sido robustecida con diversa evidencia científica a lo largo de los años y en la actualidad se acepta que el consumo de carne tuvo un rol fundamental en el crecimiento del cerebro en los homínidos al proporcionar los nutrientes necesarios; hierro, zinc, vitamina B12 y ácidos grasos.
El cerebro es uno de los órganos que consume más energía respecto a su tamaño, como nos dice Richard Potts investigador del Programa de los Orígenes Humanos del Museo Nacional de Historia del Instituto Smithsoniano en su artículo para la revista Nature.
... la energía consumida por el cerebro es más o menos el 65 % del consumo total del bebé y no menos del 20-25% de la de un adulto, a pesar de que el tejido cerebral corresponde a sólo el 2% de la masa corporal de un adulto
El incremento en el tamaño del cerebro no ha sido únicamente debido al consumo de la carne como apuntan Ana Navarrete, Carel P. van Schaik y Karin Isler en su artículo; la energía necesaria para llevar a cabo tal crecimiento pudo venir de tres fuentes principales:
Primero, [los homínidos] mejoraron la calidad de la dieta como se indicó, por el incremento del consumo de carne y médula ósea y el uso de herramientas para el procesamiento de la comida, incluyendo la cocción en cierto punto. Segundo, a pesar de haberse mudado a hábitats altamente estacionales redujeron las fluctuaciones temporales en sus capacidades energéticas por medio del almacenamiento cognitivo, el cual también es conocido para otros primates y aves. Tercero, el aprovisionamiento y la compartición de comida probablemente surgió con la adopción de la crianza cooperativa y la adquisición substancial de carne entre los primero representantes del género Homo
Esto muestra que el desarrollo de una mayor capacidad craneal surge de la conjunción de una multitud de factores, y no es solo del producto de una dieta. Afirmar que adoptando solamente una dieta diferente es posible volverse más inteligente es un mentira. Además, la inteligencia de los individuos no sólo es producto de estos factores, sino que tampoco podemos ignorar que el trabajo intelectual y la preparación que desarrollan a lo largo de toda su vida tiene algo que ver.
La misoginia como argumento
Para terminar, el peor de los argumentos lanzado por Rius para volverse vegetariano quizá sea el de:
... una mujer gorda tiene muchas desventajas para hallar quién la mantenga ...
Rius supone que lo que buscan las mujeres en la vida es ser mantenidas y que, por ello, es necesario que tengan una figura esbelta que sólo se logra comiendo vegetales. A pesar de que insista que todo esto está basado en:
... estudios científicos probados y comprobados ...
Como nos dice al principio del libro, los estudios científicos a los que él se refiere son estudios pseudocientificos como la homeopatía que, a la fecha, no tiene ningún sustento en la ciencia.
Nuestras fuentes han sido toda clase de médicos: alópatas, homeópatas, naturista y yerberos. Y la lectura de un chorro de libros de un chorro de países ...
Si tiene uno como base pseudociencias o sencillamente los argumentos de gente sin un verdadero conocimiento de la ciencia como los yerberos, lo más probable es que termine afirmando cosas que no son ciertas. La ciencia es un proceso complejo y que requiere de mucho trabajo, investigación y evidencias para llegar a una respuesta clara. Como te he mostrado a lo largo del artículo, muchas de las preguntas que uno puede hacerse al leer el libro de Rius aún siguen siendo clarificadas en sus detalles, y también, la búsqueda de éstas han generado otras preguntas que seguirán siendo el trabajo de muchos científicos. Rius me ha hecho reflexionar y preguntarme si muchas cosas son ciertas. Por ello creo que ha logrado su objetivo:
El objetivo del libro es tratar de que los que se enojen piensen y discutan lo aquí dicho
Comentario final
En la actualidad, la dieta se ha convertido en una decisión personal, de lo que uno desea o no comer. Al contrario del pasado, cuando la dieta estaba condicionada por una multitud de factores externos. El ser humano es un animal omnívoro, y esta característica nos ha permitido el adaptarnos a la multitud de lugares y a los alimentos que nos ha exigido nuestra migración a lo largo del mundo. Aprovechemos esta capacidad y saquémosles ventaja. Si aún así, tú decisión es llevar a cabo una dieta específica, ya sea por tu ideología, creencias o sencillamente por el deseo de probar algo diferente, infórmate de las consecuencias, buenas y malas que esta dieta podría tener. Por ejemplo, el vegetarianismo estricto, como el que practican algunos veganos, puede conllevar a una deficiencia en vitamina B-12, vitamina D y calcio. Se han reportado casos de niños con daños graves en los ojos debido al desarrollo de Queratomalacia, la cual, es una desecación y enturbamiento de la córnea por déficit de Vitamina A. Estas deficiencias pueden ser cubiertas al consumir suplementos, pero el ignorarlas, puede tener efectos perjudiciales para la salud. Si quieres ser vegetariano, se vegetariano, pero informate bien.
Referencias
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- Hedrich, R. Carnivorous plants Current Biology, 25(3), pp.R99-R100 2015
- FERRARO, Joseph V., et al Earliest archaeological evidence of persistent hominin carnivory PloS one, 2013, vol. 8, no 4, p. e62174.
- Craig B. Stanford The Hunting Apes: Meat Eating and the Origins of Human Behavior Princeston University Press, 1999
- STANFORD, Craig B.; BUNN, Henry T. (ed.) Meat-eating and human evolution Oxford University Press, 2001
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